“Siempre se ha dicho que antes se hablaba mejor, pero es que ahora es verdad”. Pancracio Celdrán, autor de numerosas obras acerca del lenguaje como Hablar bien no cuesta tanto, señala el turbio momento por el que atraviesa la lengua. Las razones son para él muy claras: por una parte, el cambio en la nomenclatura y forma de explicación de la gramática tradicional propició que los niños de hoy no se enteren de nada; y, por otro, la urgencia de las nuevas tecnologías lleva a los jóvenes a un empleo incorrecto de la lengua.
Respecto al uso de la palabra “vino”, la cosa tampoco pinta bien, habiendo mucho abuso y equivoco.
Según la RAE : vino
1. m. Licor alcohólico que se hace del zumo de las uvas exprimido, y cocido naturalmente por la fermentación.
2. m. Zumo de otras plantas o frutos que se cuece y fermenta al modo del de las uvas.
La verdad, es que esta definición tan ufana y pueril, no nos ayuda mucho al respecto, ya que el vino “no es un licor”, es decir una bebida “espirituosa obtenida por destilación, maceración o mezcla” y compuesta de “alcohol, agua, azúcar y esencias aromáticas”. Además podríamos afirmar que “tampoco es exacta” porque considera que cocer es sinónimo de fermentar, y eso lleva a una innecesaria confusión.
Visto que no encontramos la solución en las LETRAS, vayámonos a la norma, que resulta bastante mas esclarecedora:
La Organización La Organización Internacional de la Viña y el Vino (www.oiv.int) define vino en su Código Internacional de Prácticas Enológicas como la bebida que resulta de “la fermentación alcohólica completa o parcial de la uva fresca, estrujada o no, o del mosto de uva”, y aclara que su grado alcohólico adquirido no puede ser inferior a 8,5. Por otro lado, la Unión Europea define vino como el producto obtenido “exclusivamente por fermentación alcohólica, total o parcial, de uva fresca, estrujada o no, o de mosto de uva”. Y en España, la Ley 24/2003 de 10 de julio, de la Viña y del Vino, en su artículo 2 (Definiciones), apartado 2, punto e) define vino como: “El alimento natural obtenido exclusivamente por fermentación alcohólica, total o parcial, de uva fresca, estrujada o no, o de mosto de uva”.
Ahora si que si, por tanto podríamos por tanto afirmar, que hay …..
Cosas que no son vino ….. y algunos se empeñan en llamarlas como tal.
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Gik, el vino azul:
Es el primero que levanto la liebre en el sector y que cuenta con un historial que muchos quisieran (exportado a más de 25 países, más de 100.000 botellas vendidas, sentencia propia). Además se presento con chulería:
Una de sus máximas es “no vendemos vino a los puristas sino a los hijos de los puristas”
“Intenta olvidar todo lo que sabes sobre vino. Intenta desaprender las 60 denominaciones de origen de vino en España, las normas de servicio y todo lo que dijo aquel sumiller en un curso de cata al que te invitaron. Olvida las tradiciones y olvida que hablamos del líquido que representa la sangre de Cristo en misa. Ahora abre los ojos, ¿qué ves? Una bebida dulce, azul y con 11’5 grados de alcohol. Eso es Gïk”
Este “vino blasfemo” que con tan buen pie comercial había comenzado, se topó con todo el rechazo del sector, siendo tal la ira de la industria enológica que tras mucha disputa consiguieron llevarles a tribunales. ¿La demanda? Dejar de llamar vino a su producto azul. Lo consiguieron a inicios del 2017, en la que el fallo de la justicia fue claro: “El término de ‘vino azul’ no se encuentra entre las 17 categorías de productos vitícolas mencionadas en el Anexo VII parte II del Reglamento 1308/2013 de 17 de diciembre de 2013. Lo más parecido es ‘vino’, pero no existe ‘vino azul”.
Con este revés les obligaron a renombrarlo como 99% vino, 1% mosto, perdiendo así toda la credibilidad, si es que alguna vez la tuvieron.
El debate está servido. La sentencia no deja lugar a dudas, el vino azul simplemente no es vino, es una bebida alcohólica…pero sigue habiendo polarización. Y discusión.
Eso si, este provocador producto, sobre el que ya postée anteriormente, no deja ser más que lo que es.
Hablando con mi amigo Frank del Bar “El canalla” de la Calle Laurel, me comenta lo siguiente:”Fui el primero que lo traje a la calle Laurel y lo he vendido como rosquillas, eso si no lo bebe ningún bebedor de vino habitual, sino chavales que lo suelen pedir para hacer postureo un selfys y ya no lo vuelven a pedir más en su vida. Eso si, con la tontería yo he vendido un montón de cajas”.
No contentos con esta y excitados con las ventas, se abre el universo de la tontería:

- Elaborado con lágrimas de unicornio real en un lugar secreto
- Proceso de extracción de lágrimas natural (pendiente de patente)
- 12% alcohol

- El vino picante Bastarde es sólo para paladares experimentados
- Sin conservantes químicos, aceites o extractos artificiales
- Elaborado con uva tinta garnacha en lo más profundo del infierno

- Uva tinta con té negro Earl Grey
- Satisface las necesidades de los amantes del vino más exigentes
- Contiene notas cítricas en un perfecto equilibrio de acidez y dulzor
- Elegante mezcla de vino con té inglés
En una linea más seria, igualmente nos podríamos encontrar:

‘Pured 613’
Un grupo de emprendedores de Elche (Alicante) ha creado el primer vino espumoso de granada mollar producido en España, en el que se conservan todas las propiedades saludables de una fruta que, en esa variedad, destaca por su sabor y los múltiples usos que tiene en el mundo de la gastronomía.
En este caso, si nos ceñimos a la acepción que nos da el RAE,
(2. m. Zumo de otras plantas o frutos que se cuece y fermenta al modo del de las uvas.), podría considerarse “vino” como bueno, pero no legalmente dado que el vino debe de provenir de uvas. Que curiosidad.
Tampoco, sería vino lo siguiente:
Ya conocíamos el milagro de convertir el agua en vino, pero lo que aún no sabíamos es que algún día podía hacerse realidad. Es más o menos lo que ha conseguido la bodega gallega Líquido Gallaecia, con sede en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra), quien gracias a una colaboración con el CSIC) ha elaborado una bebida de agua enriquecida que “aunque sabe a vino no engorda ni tampoco emborracha porque ni tiene casi calorías ni lleva una gota de alcohol”.
Eso si la RAE también tiene aciertos, por el momento para “chatear”, el único significado que contempla es el mismo de siempre: “Beber chatos (vino)”.

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Dedicado a mi amigo Olleta, principal cruzado en esta lucha por el bien hablar.
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