La viña no es exigente en el tipo de suelo, aunque los prefiere profundos y bien drenados. Es un cultivo moderadamente sensible a la salinidad del suelo y de las aguas de riego, así una salinidad de 4,5 mmhos/cm produce una reducción del 50% de la producción. Ante todo en viña susceptible a padecer periodos de sequía es especialmente importante aplicar abonos poco salinizantes ya que la salinidad del suelo dificulta la absorción de agua por las raíces, aumentando los daños por sequía.
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