foto noticiaRecoger los sarmientos abandonados para venderlos pueblo a pueblo ha sido siempre una actividad marginal para algunas personas. Ahora, dos vecinos de Tricio la han convertido en una actividad empresarial.

Una máquina recoge los sarmientos del suelo, enrollándolos con una malla que «es biodegradable, de las que se utilizan en hostelería, que no dan sabor, ni olor y además se pueden dividir en trozos más pequeños con una motosierra». Y es que las gavillas pueden llegar a pesar 35 kilos, que equivalen a tres gavillas tradicionales, o ser más pequeñas –a gusto del cliente– y quedarse en torno a quince kilos. Leer más.