Érase un labrador tan pobre, tan pobre, que ni siquiera poseía una vaca. Era el más pobre de la aldea. Y resulta que un día, trabajando en el campo y lamentándose de su suerte, apareció un enanito que le dijo: -Buen hombre, he oído tus lamentaciones y voy a hacer que tu fortuna cambie. Toma esta gallina; es tan maravillosa que todos los días pone un huevo de oro. El enanito desapareció sin más ni más y el labrador llevó la gallina a su corral. Al día siguiente, ¡oh sorpresa!, encontró un huevo de oro. Lo puso en una cestita y se fue con ella a la ciudad, donde vendió el huevo por un alto precio. Al día siguiente, loco de alegría, encontró otro huevo de oro. ¡Por fin la fortuna había entrado a su casa! Todos los días tenía un nuevo huevo. Fue así que poco a poco, con el producto de la venta de los huevos, fue convirtiéndose en el hombre más rico de la comarca. Sin embargo, una insensata avaricia hizo presa su corazón y pensó: “¿Por qué esperar a que cada día la gallina ponga un huevo? Mejor la mato y descubriré la mina de oro que lleva dentro”. Y así lo hizo, pero en el interior de la gallina no encontró ninguna mina. A causa de la avaricia tan desmedida que tuvo, este tonto aldeano malogró la fortuna que tenía.
“Nunca destruyas, por ninguna razón, lo que buenamente has adquirido y te está proveyendo de bienestar”.
Desde la perspectiva del volumen de negocio, destaca la actividad dedicada a la elaboración de vinos, con un 15,3% de los 5.990 millones de euros correspondientes a la cifra de negocios del conjunto industrial y ocupo al 9,4% del personal asalariado. Esta misma actividad tomó la delantera también en otros ámbitos, como la inversión en activos materiales realizada por el sector industrial, con una cuarta parte de los 269 millones de euros invertidos por el total de establecimientos del sector industrial.
Asimismo, la elaboración de vinos fue la actividad que mayor aportación realizó a la creación del Valor Añadido Bruto valorado a precios básicos; en concreto, un 15,5% de los 1.858 millones de euros. Otro aspecto relevante resulta la productividad por persona empleada en el sector industrial, que en 2008 fue de 62.291 euros por ocupado y año.
Estos datos, corresponden al sector de elaboración de vinos, es decir a las bodegas. Para saber lo que representa realmente el sector vitivinícola en la Rioja, tendriamos que tener en cuenta además los siguientes:
Sector Productor: Viticultores propietarios y asalariados, tanto contínuos como temporeros, así como todos sus proveedores de maquinaria, fitosanitarios, etc.
Sector comercializador: Todo tipo de distribuidores e intermediarios, mayoristas, minoristas, revendedores y transporte asociado.
Sectores auxiliares de bodega: Construcción, todo tipo de maquinaria vinícola, asesoría enológica, productos enológicos, material y reactivos de laboratorio.
Sectores auxiliares del vino: Vidrio, cartón, cápsulas, palets,corchos y tapones varios, papeleria, gráficas, diseñadores, etc.
Sector de servicios: Hostelería, Hospedaje, Restauración, Enoturismo, Enoterapias y Enoputas, que también las habrá.
Todo esto y algo más que habré olvidado, supone realmente el sector del vino de Rioja; ya me gustaría saber a cuanto asciende realmente una valoración económica de todo ello. Creanme que nos sorprenderiamos. Por ello no consigo entender el interés continuado de las partes interesadas en reventar todo esto, una vez los unos, otra vez los otros, sin intentar alcanzar un equilibrio.
En la situación de crisis actual el intentar ahogar hasta la axfisia al sector productor, como se está haciendo, inicio y piedra maestra de toda esta compleja estructura, no parece ni mucho menos lo más inteligente. Mientrás tanto El Consejo Regulador ha iniciado la recogida de vino para calificar la añada 2010, cosecha que apunta una gran calidad y que todavía no ha garantizado nadie a los viticultores como se valorará y cuando la cobrarán.
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