Esta es la conclusión del  seminario ‘El vino como producto de inversión’, celebrado en el  IE Business School en Madrid y en él se han analizado las oportunidades que ofrece la inversión en el sector vinícola en España. Los cuatro expertos del mundo financiero que han participado en el seminario han coincidido en considerar que el sector del vino se ha consolidado como un producto de inversión alternativo a otros productos financieros clásicos, ofreciendo rentabilidad estable y segura a los inversores en tiempos de crisis


En un entorno muy incierto para los mercados, el denominado “passion investment” ha ido ganando terreno en las carteras de los inversores. Los Liv-ex Fine Wine Indices, cuatro indicadores selectivos que muestran las fluctuaciones en los vinos cotizados, han consolidado un floreciente mercado financiero en el que operan sociedades de inversión, fondos temáticos, clubes de inversión y hasta mercados de futuros. Son posibilidades en las que las bodegas españolas apenas participan actualmente, ni han explorado todo su potencial.

Para invertir en vino, las gestoras de fondos canalizan los recursos del fondo en compañías que desarrollan su actividad en toda la cadena de valor del vino, desde los cultivos agrícolas, gestión de bodegas, transporte y distribución de este preciado y valorado producto. En la composición de activos del fondo, el 90% de las empresas que lo componen, son empresas cotizadas, con las consiguientes garantías que presenta este tipo de fondos y con la contrapartida de inversiones en renta variable.

La decisión de la inversión en fondos cuyo subyacente sea un activo real presenta sus ventajas e inconvenientes, dado que la evolución de la rentabilidad del fondo va ligada al consumo final del producto, el vino en este caso, como a factores externos de climatología, calidad de las cosechas y sistemas de gestión de empresas. Este tipo de inversiones tienen una ventaja latente, dado que el consumo del vino se mantiene relativamente estable en periodos de crisis y disfruta de un aumento importante en épocas de bonanza.

Este tipo de inversiones están destinadas para perfiles inversores de alto riesgo, dado que la composición de cestas en renta variable tiene un peso muy importante. Por estos motivos, no debemos pasar por alto que siempre existe un riesgo implícito a la evolución de nuestra inversión.

No obstante, si queremos controlar directamente nuestras inversiones, basta con que localicemos alguna bodega o explotación agrícola bajo la fórmula de cooperativa o sociedad limitada o anónima, como vía más ilíquida para la inversión pero con mucho más control sobre las operaciones de la inversión que realizamos. En un futuro las inversiones con activos segmentados tendrán una presencia mucho mayor.

    El fondo de Renta Variable Internacional March Vini Catena, que invierte tanto en bodegas como en empresas vinculadas al sector vinícola (fertilizantes, vidrio, corcho, etiquetas, distribución, etc.), sería un ejemplo del buen momento de este tipo de inversiones. La rentabilidad del fondo durante 2013 ha sido del 12%, mientras que la acumulada desde su creación hace cuatro años se aproxima al 45 %. Vini Catena gestiona un patrimonio de 110 millones de euros procedente de más de 2.000 inversores, el 80 % españoles.

    Hay vinos de Burdeos que acumulan rentabilidades de dos dígitos. “Algunos châteaux franceses tienen rentabilidades históricas medias superiores al oro, la plata o cualquier otro producto de inversión”, ejemplos que no abundan en España, donde algunas prestigiosas bodegas históricas colocan muy bien sus vinos en las casas de subastas como Sotheby’s, pero no tienen presencia en el ‘live-ex’.

    Otra conclusión del seminario ha sido, el que para aportar valor a las bodegas es clave la complementariedad de productos y redes comerciales o de distribución y, llegado el caso, afrontar fusiones, compras u otras alianzas estratégicas para aprovechar sinergias con otros operadores y ser más competitivos en un mercado globalizado.