Hola como siempre, para San Mateo me gusta postear algo sobre la vendimia que nos ocupa. Alguno dirá, “Muy bien, cuando se le ven los huevos, es macho”. Pero como suelo apuntar, Septiembre es el que corta el bakalaó, por lo que no es necesario jugar a ser Rappel desde Julio.

Después de un otoño-invierno de sequía absoluta, que hizo peligrar hasta el agua  de boca, nos vino una primavera con un inicio de verano donde se puso a llover como no nos acordábamos. La viña, en general, broto muy lenta y muy cargada de racimos, retrasándose la floración. Las lluvias y tormentas se prolongaron hasta finales de Julio, con alguna que otra granizada, por lo que el mildiu hizo su aparición, si bien no ocasiono muchos daños dada la profesionalidad de nuestros viticultores en el uso de fungicidas. Que este año la uva se preveía cara, así que no se escatimo en gastos.

Con esta situación, el envero retraso sus fechas habituales hasta 4 semanas en muchas parcelas. La viña, con reservas suficientes de agua y un Agosto benigno, llevo su abultada cosecha para delante e incluso igualo algo el retraso de cosecha existente en las viñas más equilibradas de carga.

Ahora Septiembre la está terminando de liar, temperaturas por encima de los 30ºC, con noches templadas y salpicado con varias tormentas violentas y caudalosas. Cualquier aficionado a la micología nos diría, “Este año, huele a setas”.

Así estamos, la maduración esta muy tardía para lo acostumbrado en estas fechas, algunos agricultores han optado por tirar toneladas de uva al suelo, aun de forma tardía, pero muchas viñas siguen muy cargadas y la botrytis llama a nuestra puerta, máxime vista la experiencia de como se ha cebado en el Sur de la península.

Nos viene una vendimia, de andar listos para los recados; los viticultores deberán de mantener nervios de acero y seguir las pautas de los enólogos, que deberán estar muy al tanto de la situación de cada viñedo. Hay que intentar cortar las uvas en el mejor momento posible.

Pero como todos los planes no saldrán bien, los enólogos tendrán que enfrentarse con algunas uvas muy “especiales”, son de prever bajas graduaciones y uvas podridas. Así que habrá que echar mano de la tecnología y hacer lo que podamos. Así que junto con los vendedores de fitosanitarios, los de productos enológicos también van a tirar buen año.

Bueno, se me quedan cosas en el tintero: normativa, precios, ventas, etc. Pero los dejo para otro rato, que se acerca la hora del vermut y debemos celebrar el santo, como manda la tradición.

Que no nos pase nada.